Cuando se busca un bebé y el embarazo no sucede surge la frustración, el dolor, la preocupación y las preguntas.
Hasta que se llega a la primera consulta se transitó un camino largo, de muchas esperas, menstruaciones, ilusiones, encuentros.
Luego vienen los análisis, los diagnósticos y los tratamientos.
Y lo más difícil, que es aceptar que a veces se tiene una dificultad y es necesario preguntarse si se está dispuesto a atravesarla y superarla.
Si realmente es vivida como una dificultad, donde uno está involucrado, y no es culpable de padecerla, puede esta experiencia ser vivida saludablemente dentro de un marco de tranquilidad y confianza.
Si comienzan a aparecer las palabras culpa, y los tiempos de verbo en pasado, se va a hacer más dificultoso y el famoso estrés, se hará presente con toda su fuerza.
¿Cómo se manifiesta?
Como tristeza, cansancio, enojo, hiperactividad; puede disfrazarse de mil maneras, la cuestión es descubrirlo y sacarle la máscara para poder sentirse mejor.
Y esa mejoría o alivio tiene sus tiempos, pero se puede trabajar para lograrlo, como así también se puede lograr el embarazo.
No quizás de la manera que hubiésemos idealmente soñado pero sí con un poco de ayuda y trabajo.
Es importante poder aceptar esa ayuda, que permitirá sobrellevar este trayecto más acompañado y mejor. Siendo protagonista activo y no víctima de la situación.
Hay presiones sociales, laborales económicas y principalmente afectivas que hacen difícil el camino para lograrlo pero no es imposible.
Si se quiere ser mamá y/o papá de alguna manera se va a lograr.
Toda persona que atraviesa un tratamiento de fertilidad, tiene sus emociones a flor de piel, se halla más vulnerable, mas allá que tenga su terapia personal
A veces es necesario mayor apoyo, y esclarecimiento en algunos temas que merecen ser tratados más específicamente mientras dura el tratamiento.
Por eso es tan importante consultar y darse el espacio para aprender a trabajar estas emociones nuevas, entendiendo que es parte del tratamiento integral para acercarse al objetivo.
Frente a tantos sentimientos nuevos y a un lenguaje nuevo que hay que asimilar, lo importante es, si bien en cada persona/ pareja se vive de manera especial en función de la historia y el tipo de relación que se tiene: No desesperarse, no des-encontrarse y buscar pequeñas metas.
Intentar mirar con perspectiva: que este proyecto no invada todas las áreas de la vida, y no nos paralice.
Poder transformar: la presión en comprensión, la ansiedad en manejo de la frustración y de la capacidad de espera. Y fundamentalmente, poco a poco ir reemplazando la tristeza por esperanza poniéndose activos en este gran proyecto hacia el futuro.
Lic. Alejandra Libenson